martes, 20 de julio de 2010

Principios de la raz

ón, resistencia a la I

ncondicionalidad

El cambio climático es un hecho, y sus consecuencias son ya palpables. Nuestra capacidad para modificar el entorno es notable, hemos logrado cosas, que la naturaleza habría tardado millones de años en alcanzar. Pero las hemos conseguido rápido y sin preocuparnos de las consecuencias.

Nuestro antropocentrismo y el consumo desmedido, el consumismo, han desequilibrado la armonía natural de la vida. Esto, ha sido debido a nuestra ontología particular, la forma de entender el mundo de las sociedades occidentales & a la costumbre humana. Somos seres, que por lo general, hacemos del hoy el único futuro, nos dejamos engañar siendo acríticos, es decir, seres no conscientes sino seres perceptivos, que hacemos uso de una razón básica, meramente cuotidiana, adormecida, y aunque todas las personas poseemos la capacidad para usarla, pocas se atreven a ir a la verdadera raíz de los problemas.

Todo esto, es apreciable notablemente en las últimas décadas, a partir del siglo XX, en especial después de la Revolución Industrial. Justamente, en los usos puntuales de la razón, que surgen como una onda en un estanque de agua, perturbándola desde su nacimiento, hasta llegar a su totalidad, expandiéndose para luego fundirse, a modo de costumbre, dejando de ser perturbación, para asentarse como tradición.

El ecologismo, surge como reacción a nuestro sentido del liberalismo económico, hecho ya costumbre, para advertir, gracias al uso de la razón, la necesidad de cambios en nuestra dirección.

Sin uso de razón que pueda revisar lo ya establecido, analizándolo, desde una perspectiva crítica, el sentido y dirección de las cosas, continuaría a marcha desenfrenada, ampliándose y expandiéndose de forma exacerbada e ilimitada.

Sin que apenas sean perceptibles los ligeros cambios, poco a poco, transforman y modifican nuestras relaciones, nuestros gustos, nuestras creencias y en definitiva nuestras vidas. Al igual que una rana no salta del cuenco de agua fría puesto al fuego, hasta llegar a su muerte, de no ser, que se le aplique todo el agua en ebullición de golpe, siendo por lo tanto consciente de la brusquedad del cambio. Por suerte, a diferencia de las ranas, el ser humano posee razón, que le hace ser consciente de su situación y su destino.

¿Cómo se explica sino que, presentada esta resistencia al avance único, los tres principios básicos del ecologismo, ordenados jerárquicamente por importancia de factores, sean Reducir, Reutilizar & Reciclar, y su puesta en práctica se dé de forma inversa, yendo en contra de estas mayores de la sostenibilidad?

Observamos a los Estados, hablar dogmáticamente del reciclaje, como máximo ecológico. Para concienciar a la población del cambio de hábitos orientados en esta dirección. Pero no les oímos mencionar en su misma proporción del reutilizar, ni mucho menos hablar casi siquiera, del reducir.

Por que no nos engañemos, la mayoría de los actuales estados, no ven viable invertir en lo que no revierta en un lapsus corto de tiempo en la economía nacional, en forma de beneficio para su PIB (Producto Interior Bruto, anual). Un beneficio individualista y personalista, de solidaridad limitada a las relaciones más próximas por cuestión de interés. El estado, mira como si de un mercado se tratase, y este, está formado por personas, seres perceptivos, y no por la razón.

Por todo esto, es deber moral de las personas que de esto nos percatamos, volviéndonos conscientes de ello mediante un uso de la razón, hacerlo saber y darlo conocer al resto de actores de la sociedad. Actualmente, la economía sólo puede ser conducida legítimamente, después de que desgracias consecuentes de su total libertad se den y que además en muchos casos queden impunes.

Supeditando pues, los intereses de sólo unos pocos privilegiados económicos, al resto de la población. Resto, que igualmente son componentes de la economía y la sociedad e igual de necesarios. Y con esta preponderancia de unos pocos, se alzan por encima de las cabezas del resto de la población sus principios económicos, por encima de los principios básicos de la humanidad, de la vida, del respeto, de la tolerancia, la propia sostenibilidad y hasta de la supervivencia.

La economía, por medio el empoderamiento de la población, debería moverse mediante el uso de la razón, no de forma dogmática ni estática, sino poniéndose al servicio de la sociedad, de sus valores y sus principios, de una forma verdaderamente democrática, equitativa, justa y plural.

viernes, 25 de junio de 2010

Superación personal del individualismo

Grandes son los males, y tristes son los tiempos en nuestras sociedades occidentales/occidentalizadas, donde cada día nos enfrentamos a problemas que están cada vez más a la orden del día, siendo ya cuotidianos. Hemos perdido la capacidad de ver más allá de nosotros mismos y nuestras vidas. El individualismo personal, como principal prioridad, basándose en la propiedad, nos acorta nuestra concepción del mundo al aquí y al ahora, sin tener en cuenta hacia dónde nos dirigimos, qué queremos conseguir, qué será de nosotros en los próximas décadas, qué será de la humanidad, qué será de la vida en la tierra. Y en definitiva sin preguntarnos, ¿Cuál es nuestro rumbo, cuál nuestro destino?
Tomar nuestra vida individual, como forma individuoantropocéntrica de medir el mundo, actualmente, nos hace ofuscar todo lo que hable del qué hay mas allá, qué pasará después de que dejemos la vida aquí, del qué dejaremos, o cómo lo dejaremos para los que queden. El cortoplacismo se ha convertido en uno de los valores principales que se extienden a lo largo y ancho de nuestras sociedades. Este, tiene expresión en la corrupción, como malversación de fondos de forma ilegítima, que la política no sea política sino politiqueo, que quede inservible para solucionar los problemas derivados de la forma de relacionarse de las relaciones interpersonales, para convertirse en mero instrumento burocrático que legisla desde arriba y para arriba, sirviéndose de abajo para sustentarse a modo de despotismo. Así como la ineficacia e ineficiencia que inunda las vidas de las personas de los sectores públicos, adormecidos, por justamente serlo y tener asegurados ciertos aspectos en cuanto a garantías sociales.
Entonces nos preguntamos ¿cómo es posible corregir todos estos males sino es a través de la Educación Social? …entendiéndose esta en su concepto denotativo, sería el proceso de socialización y aprendizaje encaminado al desarrollo intelectual y ético de las personas y las sociedades. Independientemente de su etapa vital, su condición socio-laboral, grupo étnico, cultura… La educación, ha sido olvidada en su fin, y despreciada en su objetivo. Es decir, tomando la Educación como herramienta, como elemento canalizador de su significado real, tenemos que esta, tiene que tener ciertos objetivos concretos. Los cuales hoy por hoy, no están predeterminados de forma clara, sino más bien, son generalizados (y por lo tanto potencialmente confundidos) invisibilizados y desvalorizados.
Debemos postularnos a favor de una educación comprensiva, una educación que nos dé la posible solución a estos males aquí tratados. Y esto se trata a través de la concienciación, moral y ética, es decir, el conocimiento del individuo sobre sí mismo y sobre su entorno por un lado, y el juicio de valor sobre nuestras acciones, por otro. Pues es el asumir nuestra responsabilidad social, entendiendo este como un compromiso entre las partes. Por lo que este comprometimiento, condescendencia y responsabilidad, no hace ser consecuentes con nuestros actos, y por lo tanto conscientes de los mismos y sus implicaciones para con la sociedad.
La consciencia social, es el elemento base y uno de los fundamentales, para lograr el sentido de utilidad social en nuestros actos, con una coherencia (praxis) y justicia vinculantes, que logren la abolición de la corrupción y el abuso arbitrario de cualquier tipo de poder dominante en relaciones por tanto desiguales. La concienciación social, como modo de superación de la cultura cortoplacista, y poder definir proyectos a largo plazo que superen la vida individual; que los políticos trabajen para el bien de la sociedad a lo largo de la historia y no para ganar las elecciones. La concienciación social, como valor necesario para una sociedad asumida y verdaderamente democrática, donde se dé la socialización democrática, y la democratización de la sociedad.
Por todo esto, es necesaria una redefinición de los objetivos y un recordatorio de los fines de la Educación. Es necesaria una coeducación entre todas las personas que conformamos las sociedades. Necesitamos una reeducación de lo ya aprendido y asumido que no nos trae bienestar sino más bien lo contrario. Necesitamos, en definitiva, una Co-Re-Educación.